La herencia colonial y los
límites del liberalismo económico
Generalmente, los análisis económicos
tienden a subestimar el peso del período colonial en el proceso de
industrialización de América Latina, puesto que comienzan sus estudios a partir
de 1850, dando a entender que la región entonces se integra al capitalismo
mundial, abasteciendo a las economías industrializadas.
Sin embargo, es necesario
recordar que la región latinoamericana que fue conquistada por las potencias
europeas, principalmente España y Portugal, a lo largo de los siglos XV y XVI,
en la fase que significó la acumulación
originaria de capital para centro desarrollado y la consecuente
des-acumulación y devastación de los países latinoamericanos. De esta manera,
mientras Gran Bretaña acumulaba los recursos y comenzaba su proceso de
industrialización, la región seria sometida al monopolio colonial,
expropiándoles sus recursos. Este despojo económico condicionaría su desarrollo
y su vida independiente.
La colonización.
El descubrimiento de América se produce en pleno auge
del capital comercial en Europa. La
constante búsqueda de puertos comerciales inspiraba a la aventura marítima. En
ese período, España y Portugal eran proveedoras menores de las economías europeas.
Esta situación de España y Portugal no cambiaría a pesar del surgimiento de sus
imperios ultramarinos.
En dicho período, Inglaterra comenzaba a experimentar
transformaciones profundas en sus estructuras económicas y políticas, que
rezagarían a las monarquías ibéricas a jugar un papel subordinado de la nueva
potencia. Inglaterra pasaría por una revolución agrícola primero y luego por la
industrialización que la catapultaría al liderazgo del comercio internacional.
Inspirados en el mercantilismo, el objetivo de los colonizadores
se centraba en la búsqueda de materiales preciosos. En ese sentido se dirigió
la colonización española que, luego de llevar contiendas para lograr la
conquista del lado occidental de América, estableció dos centros mineros que
articularon todo el dominio español: México y Potosí. Sobre el pilar minero se
desplegaron actividades rurales, ganaderas, agrícolas, urbanas y artesanales,
que servían para abastecer a estos complejos y sostenían las rutas comerciales
que se abrían a través del traslado del material extraído.
La posibilidad del desarrollo económico estuvo sustentada
en la existencia de fuentes mineras, la gran expansión territorial y la
abundante mano de obra indígena. La exportación constante de oro y plata se
mantuvo en forma creciente. Luego el desastre demográfico que significó el
sacrificio de millones de indígenas iría mermando la actividad, lo cual
llevaría paulatinamente la crisis.
Cambios geopolíticos internacionales.
Como anticipamos, a pesar de la estructura colonial, la
corona española entraría en una profunda decadencia que la llevaría de ser la
primera nación europea al tercer lugar, quedando relegada por Inglaterra y
Francia. La Corona Inglesa irrumpió sobre el llamado mundo moderno,
transformando sus estructuras económicas y sociales. Durante todo el siglo XVII
experimentaría una serie de levantamientos políticos que culminarían con la
Gloriosa Revolución (1689). Sumado a una mutación en el cambio, irían
articulando el escenario para la expansión industrial.
La preeminencia de Inglaterra en el comercio internacional,
sumado al poder económico de los Habsburgos que demandaban productos ingleses,
debilitaron la posibilidad de un desarrollo industrial en España y pronto marcarían
su declive. Respecto a Portugal, esta corrió igual suerte durante todo el período
en que estuvieron bajo dominio de la dinastía Habsburga hasta la restauración
de su independencia en 1640. Durante el período subsiguiente, se reforzaron los
lazos de dependencia comercial con Inglaterra, lo cual culminaría con el
tratado de Mathuen en 1703.
Reformas como respuesta a la crisis.
A principios de 1700, la relación entre las colonias
indoamericanas y las metrópolis ibéricas era mucho más importante para las
segundas que para sus dependencias coloniales. Lo más importante reside en que
dicho vínculo se iría debilitando con el avance imponente del comercio inglés. Ante la crisis colonial, España decidió
reaccionar con una serie de reformas, tanto políticas como económicas, que
buscaban mantener una cierta preponderancia de su dominio sobre la región. A
continuación se enumeran las principales medidas adoptadas por España.
Reformas borbónicas
Los borbones realizaron reformas que abarcaban diferentes
aspectos que se enumeran a continuación.
Aspectos Políticos
·
Reformas
políticas administrativas: se realizaron divisiones territoriales, creándose el
Virreinato del Río de la Plata; el de Nueva Granada y la Capitanía General de
Venezuela.
·
Real ordenanza de
intendentes: dictada por Carlos III, fijó la unificación del gobierno
metropolitano con el colonial.
·
Reforma militar:
la delimitación de los cargos militares y su estructura de defensa.
·
Reformas
religiosa: la expulsión de los jesuitas.
Aspectos económicos.
·
Reformas
económicas y comerciales: lo más importante fue la supresión del puerto único
en la Metrópoli y la liberalización del comercio Inter-colonial. También se efectuó
la apertura del puerto de Buenos Aires y el reglamento de libre comercio.
Consecuencias sobre la independencia.
La crisis definitiva del colonialismo ibérico se profundizaría
con la expansión napoleónica sobre España, desatando el proceso de
desintegración del sistema imperial y posteriormente la independencia de los
países. En el caso portugués, la transición mantuvo el espacio territorial que
poseía la metrópoli; sin embargo las posesiones españolas devinieron en naciones
para cada unidad administrativa. Incluso -como en el caso del Virreinato del
Río de la Plata- no se logró mantener su unidad, sino que hubo una cuádruple
fragmentación que luego originaría a las repúblicas de Bolivia, Paraguay,
Uruguay y Argentina. Esta última tardaría casi siete décadas en estabilizar su
estructura.
Como se observó anteriormente, la colonización
americana formó parte del proceso de acumulación del capitalismo europeo, y a
la vez, devastó la región, generando un desastre demográfico y el saqueo de sus
riquezas. Durante todo el período, la economía británica iría consolidando su
industrialización y el predominio naval y comercial, provocando el paulatino
retroceso de España y Portugal. Frente a esto, los mencionados países
implementaron una serie de medidas que buscaron contrarrestar la situación.
Si bien las reformas del siglo XVIII tienen el mismo
origen, los objetivos y mecanismos muestran que buscaron estrategias diferentes
y sus resultados fueron a la vez muy distintos. En el caso español la
fragmentación fue inevitable, sin embargo para el caso brasileño la transición
se mostró menos traumática.
Existen diversos trabajos que analizan los costos y
beneficios de la independencia latinoamericana, aunque centran su atención en
los aspectos cuantitativos del proceso, sin comprender la manifestación
políticas de los mismos. Sería necesario comprender por qué se hacía inevitable
romper los lazos con el medioevo colonial.
Fragmentación política del imperio español: el ejemplo
del Virreinato del Río de la Plata.
Con la creación del Virreinato del Río de la Plata las economías del interior, que habían tenido
un desarrollo próspero como proveedoras de la región minera del Alto Perú,
comenzaron su declinación económica hacia el Litoral y Buenos Aires. Así, esta
última se constituiría en el nuevo hinterland
del virreinato. La expansión napoleónica hacia España, agotó las posibilidades
de la Corona de mantener el dominio político sobre la región.
Sería Gran Bretaña la que habría de impulsar la independencia
de las colonias para luego reconstituir un “nuevo pacto colonial”, intentando
proyectarse como nueva potencia.
A partir de esto se acentuó la fragmentación del país,
donde podríamos enumerar diversos factores, desde la irrupción del caudillismo
(lo que atañe a la producción) hasta el comercio local, interregional y
exterior. La relativa pérdida de la hegemonía británica -a mitad de siglo XIX-
de los mercados europeos, obliga a la corona a fortalecer su contacto comercial
con los nuevos países, intentando satisfacer la demanda de su expansión
producida por su Segunda Revolución Industrial.
Así es que triunfó y
se hizo realidad la organización nacional, bajo la conjunción por parte
de los tradicionales grupos comerciantes, devenidos en terratenientes ligados
al proceso de paulatina integración del país al mercado mundial. Todo este
salto cualitativo de la estructuración espacial económica iría tomando cuerpo
social y político en torno a los intelectuales liberales, que de la mano de
Roca, gobernarían desde 1880, llevando adelante los ideales de modernización.
El país entró en un proceso de urbanización mediante la política inmigratoria y
logró un alto crecimiento económico gracias a su relación con el mercado
mundial.
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